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Una mirada sobre Ricardo “El Matador” Mayorga

Una mirada sobre Ricardo “El Matador” Mayorga

¿Dónde termina el personaje y empieza el ser humano?

Por Javier “El Lobo” 

Hemos hablado en incontables ocasiones de las cunas de grandes campeones a nivel mundial, y cuando se habla de ello no se puede evitar hablar de Nicaragua. Sin duda que grandes guerreros e incluso boxeadores considerados en su momento de lo mejor del orbe y que figuran en las listas ‘Libra por Libra’ del planeta han sido los que este maravilloso país a visto nacer y cobijado desde sus inicios, desde el gran Alexis Argüello o Rosendo Álvarez a  Román González son los nombres que engalanan el orgullo deportivo del país centroamericano.

Los nombres que acabamos de mencionar tienen, además de ser figuras históricas del pugilismo mundial, algo en común: su reputación dentro y fuera del ring fue impecable. Siempre considerados como auténticos caballeros del ensogado, mostraron y siguen mostrando en todo momento respeto y elogios hacia sus rivales. Sin mebargo el caso que nos ocupa el día de hoy, además de romper con el arquetipo de caballero dentro y fuera del ring, parece que se esmerara por mostrar una imagen de tipo rebelde, duro, obstinado y en algunos casos hasta prepotente, pero más allá de todas estas situaciones que le jugaron como una espada de doble filo, por un lado ganándose la antipatía de los aficionados.

Pero también le generó muchas ventas, al ser un imán de taquilla por toda la basura que hablaba previo a sus combates. Nos referimos a Ricardo “El Matador” Mayorga. Ricardo Antonio Mayorga Pérez, nació un 10 de marzo de 1973, se crió en la ya perdida casa del reparto “Adelita”, de Las Tres Cruces, 20 varas al sur, en Granada, a donde su familia se había trasladado a vivir después del terremoto que destruyó Managua, el 23 de diciembre de 1972. Aunque es granadino, en aquella ciudad lo admiran como boxeador, pero lo detestan como ciudadano. “Para nosotros es como moronga con chicha en el desayuno”, dice un granadino, “una bomba para el estómago”.

Ricardo y su hermano Jaime llegaron al gimnasio siendo adolescentes y llevados de las orejas por el profesor de educación física del colegio, Marcelo González, que ya no los aguantaba por peleoneros. “Es que son muy pendencieros en la escuela”, me dijo, “así que aquí te los traigo, tal vez les gusta esta babosada y les enseñas a boxear”. A finales de los ochenta, ambos fueron reclutados por el ejército que los integró a su equipo de boxeadores, con la ventaja que recibían provisiones de alimentos a cambio de entrenar con disciplina, lo que era fantástico si se recuerda la escasez de la época, cuando un jabón de olor era un lujo.

Posteriormente hizo su debut como profesional en 1993, ganando su primer combate por KO ante un desconocido José Morales, tendría otro combate hasta perder su tercer compromiso en Costa Rica ante Humberto Aranda, de ahí una serie de subidas y bajadas hasta llegar al compromiso que lo marcaría para siempre y lo haría estar en la élite del boxeo mundial. Nos referimos al encuentro que tuvo ante el Campeón unificado peso welter WBC, The Ring y Lineal, Vernon Forrest. Forrest venía no solamente de estar invicto en 35 compromisos y 26 de ellos ganados antes del límite, sino además venía de quitarle el invicto a un futuro salón de la fama del boxeo mundial como lo es Shane Mosley. 

Mayorga en una de las sorpresas mas grandes que ha dado el boxeo, derrotaría a Forrest con un trepidante KO, para adjudicarse sus cinturones y posteriormente volvería a ganarle por decisión mayoritaria. Esto colocaba a Mayorga no solo en la élite sino además en la antesala de grandes bolsas, pero el sueño duraría poco tiempo, ya que en su siguiente compromiso ante Cory Spinks perdería sus cintos por decisión mayoritaria y después se llevaría un KO por parte del boricua Felix Tito Trinidad. Se dice que por aquel entonces el personaje de “El Matador” ya estaba haciendo de las suyas, al hablar constantemente “trash talk” previo a sus combates, fumar después de los mismos o presumir sus cortadas y cicatrices de cuando supuestamente fue jefe de pandillas.

Esto no sería el fin de Mayorga pues el 6 de mayo de 2006, cerraría una mega pelea ante la estrella mexicoamericana, Oscar De la Hoya, del cual y fiel a su costumbre hablo mal hasta el cansancio, con toda clase de apelativos peyorativos. Sin embargo tras todas esas palabras, no fue capaz de sostener el discurso en el ring, llevándose también un KO por parte del Golden Boy. Lo siguiente en la carrera de Mayorga fueron altibajos, ganando ante rivales de mediano cartel o ya lastimados como Fernando “El Feroz” Vargas, y perdiendo de fea manera ante rivales clase A y en su mejor momento, como Shane Mosley o Miguel Cotto.

Lo que es un hecho, es que a pesar de todo Mayorga jamás le sacó la vuelta a ningún rival, y aunque este cayera de fea manera o fuera noqueado por los rivales mas fuertes, este siempre regresaba con deseos de más. El personaje que Mayorga creó, más adelante le llevaría a librar la pelea más importante de su vida, contra las drogas, pero al final, será su sangre combativa lo que lo llevara al triunfo como en sus noches de mayor gloria.



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