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Templos del Boxeo – “Luna Park”, Bs.As., Argentina – Parte 1

Templos del Boxeo – “Luna Park”, Bs.As., Argentina – Parte 1

El Coliseo de Sudamérica 

 

Hablar del legendario Luna Park o “El Luna” como le decimos todos los argentinos, es hablar de el símbolo del boxeo en nuestro País, el templo, el sagrado recinto donde todo púgil nacido en estas tierras, sueña con tener una pelea, por el Luna han pasado leyendas del boxeo, no solo argentinos, sino del Boxeo mundial, su fama e historias trascienden sus paredes, incluso a la Argentina, es de esos sitios conocidos y venerados por los amantes del boxeo en cualquier rincón del planeta, y eso que hace años que lamentablemente está cerrado al boxeo, aunque estos últimos años esporádicamente le han vuelto a dar vida a las grandes carteleras del rudo deporte, con el regreso de múltiples campeones del Mundo, como la “Tigresa” Acuña, “Maravilla” Martínez y varias peleas más.

 

Hace más de un siglo, concretamente el 5 de marzo de 1932, con una velada boxística se daba por inaugurado el primer y viejo Luna Park, en plena avenida 9 de Julio, muy cerca de donde está el Obelisco, en pleno corazón de Buenos Aires, el primitivo recinto era al aire libre, por lo que los organizadores rezaban para que no lloviera dicha noche. Pero su historia comienza mucho antes aún, corría 1912, año en que el Mundo se sacudía entre otras cosas, con el hundimiento del Titanic, Europa estaba convulsionada políticamente, en solo dos años daría comienzo la Primera Guerra Mundial, una América aún muy joven, era la tierra de los sueños y las posibilidades, aquí como en EE. UU. y el resto del continente, llegaban muchos italianos, españoles, algunos portugueses, alemanes, y en menor medida franceses, ingleses y gente de otras nacionalidades, en busca de un mundo nuevo.

 

Entre esos italianos que arribaron a suelo argentino, llegó un tal Domingo Pace, quien abrió sobre la calle Rivera, una feria de entretenimientos varios, el éxito no lo acompañó y poco después debió cerrarla, se volcó a su pasión por el box y comenzó a organizar peleas, poniendo sillas y cobrando una accesible entrada, cuando se quiso dar cuenta se había convertido en un promotor y le empezó a ir bien. En 1925 falleció y su hijo Ismael, se hizo cargo del incipiente negocio, el lugar ya quedaba chico así que tras asociarse con su amigo José Lectoure, se trasladaron a un predio ubicado en las calles Carlos Pellegrini y Av. Corrientes. Eran épocas de penurias y el negocio se hizo itinerante como los circos, hoy se peleaba acá y el fin de semana siguiente en otro barrio, en baldíos, terrenos del ferrocarril, etc…

 

Finalmente para 1932, consigue una manzana entera, calles Bouchard y Lavalle y avenidas Corrientes y Eduardo Madero, allí comenzó a tomar vida el boxeo argentino. Era plena era de la depresión y la pobreza hacía todo el doble de duro, era una lucha cuesta arriba, pero Pace y Lectoure, a fuerza de sacrificio, astucia e inteligencia, fueron creciendo, ahorrando de a monedas, pasando incluso noches sin comer; finalmente ya en 1934, lograron techar el Luna Park y así no depender más del clima, que muchas veces les hacía suspender veladas y perder mucho dinero. Ahora quedaba el esfuerzo mayor, comprar los terrenos, pues corrían el riesgo de que se los sacaran de un momento a otro y de esa forma, perder todo lo que habían conseguido. Para 1941, logran juntar dos millones de pesos y logran comprar las tierras.

 

Después de tanto sacrificio y de ver parcialmente concretados sus ansiados sueños, en 1950 y con el cambio de década, llegaría la desazón y el dolor, en Julio de ese mismo año, fallecería Pepe Lectoure y seis años después en un accidente automovilístico, se mataría Ismael Pace; muchos pensaron que sería el final de esta historia, pero las dos viudas no dejarían que tanto esfuerzo y privaciones, no sirvieran para nada, Ernestina de Lectoure y Sofía de Pace, continuaron el sueño de sus maridos, probando aquel viejo adagio de que “detrás de todo gran hombre, siempre hay una gran mujer”. 

 

El pequeño sobrino de Ernestina, trabajaba ayudando, aprendiendo, y disfrutando de ese mundo en el que se había criado y amaba tanto como su tío y el socio de este, tras un breve aprendizaje y luego de que la viuda de Pace se fuera alejando de la empresa, quedó al frente de la misma junto a su tía, su nombre: Juan Carlos Lectoure, aunque cariñosamente le decían “Tito”. El nombre de “Tito Lectoure” está ligado al “Luna Park” de una forma que nadie puede pensar en ellos por separado, Tito fue un hombre brillante, con una capacidad de trabajo, tesón y energía, que lo hicieron un mito del boxeo argentino y mundial, era un promotor y representante conocido y respetado en el mundo entero.

 

Tito viajaba, se entrevistaba con los principales managers y empresarios del Mundo, con presidentes y dirigentes de la WBA, WBC y demás organizaciones, pasó a ser el arquetipo de empresario, promotor y gerenciador, fue el hacedor de una página dorada del deporte en Argentina, por sus manos pasaron 13 campeones mundiales, entre ellos Carlos Monzón, siempre supo aconsejar, motivar y brindar su amplia experiencia, tanto a púgiles como entrenadores; es innegable que hubo un antes y después de Tito Lectoure en el Boxeo argentino. Lectoure falleció a los 65 años, en 2002, víctima de una afección cardíaca, había sido operado del corazón, solo unos meses antes y su salud era muy delicada para ese momento.

 

Esta apasionante historia continuará la semana próxima, no te la pierdas, pues viene lo mejor.



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