Al hablar de la historia del Boxeo, desde sus inicios, no podemos ignorar una parte importante que va evolucionando con el pasar de los años, nos referimos a la figura del llamado manager, representante, promotor. Un personaje que le ha dado existencia a un deporte que desborda pasiones y que con sólo pronunciarlo genera en algunos sectores un rechazo, por las historias contadas donde los pugilistas no fueron bien encaminados y en muchos casos valorados. Es un tema tabú, pues se tocan líneas muy sensibles, nadie está dispuesto a recibir una crítica y mucho menos cuando se habla de dinero.
Es innegable el aporte de los hoy llamados administradores de la carrera del pugilista, pues entre varias cosas tienen el compromiso de conseguir peleas, montar funciones donde su representado/a puedan mostrar su nivel y poder rankear en las diferentes asociaciones que ostentan el tan ansiado cinturón de campeón del mundo. Pero es muy importante destacar que la mayoría de los boxeadores que son firmados, se encuentran ya peleando en ocho o diez asaltos, cuando ya llevan acumulado un buen palmar en de peleas. Hay algunos casos y son contados, donde el apoyo se da desde sus inicios en cuatro rondas, pero son la excepción.
El tema es que en el proceso de crecimiento del joven deportista, en busca de las buenas bolsas de dinero, y si hablamos de peleas de campeonato, es allí cuando se crean los choques donde las partes buscan llegar a un acuerdo y en general lo logran. Lo complicado es al pasar de las peleas cuando el boxeador se entera que su bolsa fue mayor a lo que recibió y se siente robado. ¿Cómo medir lo justo entre los actores?, la mayor parte del camino fue sufrimiento, entrenador y peleador siendo uno mismo, consiguiendo apoyo, patrocinios para poder salir a competir fuera del Estado, del país y hablo en el nivel amateur.
Y de pronto ya en el boxeo de paga se sientan a firmar un contrato de trabajo entre las partes, peleador, entrenador y promotor. Donde ajustan porcentajes que lastiman a los carentes de dinero, pues les argumentan que los van a apoyar y desestiman sus años de trabajo juntos en sus inicios, donde ése humilde gimnasio se mantuvo con muchas limitaciones. Hay anécdotas de entrenadores que reciben porcentajes insostenibles un dos o un cinco porciento por ciento de la pelea, cuando la tradición es recibir el treinta por ciento y donde el promotor ofrece al peleador un porcentaje que ofende a este.
En fin, dichos que desaniman a muchos que buscan un cambio en sus vidas, dándose con todo arriba del ring, y no es exagerado, en muchos casos es la única opción. Existen promotores bien intencionados que buscan el fin común, pero son contados. En éste momento está surgiendo un nuevo modelo de negocio llamado el agente libre donde el boxeador estructura su propia carrera, pero son muy pocos los ejemplos, pues se requiere una gran mentalidad y capacidad, diría habilidad financiera para orquestar su propio proyecto de vida y de emprendimiento.
Digo que son pocos los boxeadores que están buscando desarrollarse como meros administradores de su carrera, pues a pesar de contar con la habilidad, el talento boxístico, el peleador no termina por creer o darse cuenta que tiene en sus manos la oportunidad de desarrollar una carrera exitosa por sus propios medios. Las redes sociales están representando una ventana de oportunidades, donde sólo los deportistas con visión lograrán convertirse en su propia empresa, obvio sin perder de vista que además de ser empresario también debe ser un gran deportista, una combinación que hoy se está dando en muchos deportes. Bien por el deportista.