Se sigue buscando la fórmula correcta en cada gimnasio de boxeo para lograr formar un verdadero campeón del mundo. Si se habla de una estrategia de trabajo en su preparación, de cuánto correr, de cómo llevarlo en sus primeros sparrings como novato. Dónde foguearlo, cada cuanto tiento pelear, que su estado de ánimo se mantenga motivado y así se empieza a soñar como se verá en un futuro.
Y es fundamental que los padres apoyen al pupilo para que no se asusten por lo duro del deporte. Un sinfin de ideas que lleven a consolidar al joven promesa. Vamos bien en los primeros años del peleador en el pugilato. De pronto ya tiene más de 30 o 40 peleas y empieza a lucir de forma seria, como dicen, en ya empieza a pintar su mentalidad de guerrero. Cuidando de la mano el estudio y en algunos casos el trabajo laboral, que en muchos casos se combina con la intención de sacar adelante el sueño de todo boxeador amateur.
Ese sueño que es llegar a los Juegos Olímpicos, que es decir lo máximo en competencias amateur a nivel mundial. Un gran desafío para el entrenador la familia de peleador y que en un gran porcentaje no se logra siempre alcanzar la meta. De allí brincar o lo que es lo mismo, debutar en el profesionalismo, motivados por la idea de colgarse el cinturón emblemático de campeón del mundo y con el inicio de los cuatro asaltos, empezar a buscar un promotor, conseguir viáticos, patrocinios, buscando sostener una nueva etapa como boxeador profesional de paga.
Pero que de paga no tiene nada, pues no cubre la osadía de recibir un repertorio de golpes de todos colores, pero que sólo un apasionado del boxeo entiende esa locura de subir a dar y recibir una dotación de golpes rectos, ganchos, uppercut y hasta golpes bajos. Y todo ello se suma a lograr estar en las grandes carteleras. Se ha hecho un gran esfuerzo para lograr la meta pero se observa que la fórmula no siempre funciona pues cada peleador es diferente.
Se han hecho un sinfin de ensayos con estudiosos en la materia y no se encuentra el elixir que sea tomado por el atleta para forjar y asegurar la tan anhelada vida perfecta. Se dice que son los genes, la economía en su entorno, el entrenador capaz, etc. Se habla con los consagrados que ya lograron el éxito en el boxeo a nivel mundial y no se parecen en nada. Pero si hay algo en común en todos ellos, es la pasión. Esa pasión con la que buscaron su sueño alcanzar. Einsten lo dijo: “Somos arquitectos de nuestro propio destino” o fue Socrates, en fin yo sólo sé que no se nada. Seguiré buscando la fórmula perfecta.