¿Golota tomó la decisión correcta?
Por Ramiro Suarez
Tres años habían pasado desde la última y polémica derrota de Mike Tyson por descalificación al morder en dos ocasiones la oreja de su rival, Evander Holyfield. En octubre del 2000, Mike Tyson y Andrew Golota se enfrentarían en un combate pactado a 10 asaltos, sin embargo, la pelea duraría un total de solo dos rondas. La primera empezaría con Tyson tomando la iniciativa, conectando golpes en corto, mientras que Golota inútilmente intentaría frenar la ofensiva de Mike usando ganchos y jabs con su izquierda, los cuales no llegarían a su objetivo.
Para mitad de esa ronda el enfrentamiento se pondría más cerrado, con un Mike más precavido y sin buscar acercarse tanto a Golota como en el primer minuto de la contienda, Andrew aprovecharía esto para conectar una cantidad más limpia de golpes, mientras que Mike desde afuera intentaría imponer su jab, a su vez que conectaba y fallaba otros golpes. A finales de la ronda, faltando solo 14 segundos Tyson conectaría una fuerte derecha en la mandíbula de Golota, que lo haría poner un guante en la lona seguido de una caída sobre sus rodillas, Andrew superaría la cuenta de 10 y terminaría la ronda en ese momento.
Golota iniciaría la ronda número dos con consecuencias de la primer vuelta, teniendo una hinchazón en su pómulo izquierdo y un corte por encima de su ceja. A diferencia de la primer ronda en la cual Tyson usaba una ofensiva más técnica, en este capítulo saldría directamente a intentar arrancarle la cabeza a su rival, usando un ataque mucho más desordenado, carente de técnica y defensa, mientras que Golota haría lo mejor que podría para tratar de sacárselo de encima, haciendo uso excesivo del clinch y fallando muchos de sus golpes.
Llegando al último minuto Tyson volvería a sentar sus bases, y usando combinaciones más inteligentes y un mayor movimiento de cintura, se encargaría de llevarse claramente este último minuto, conectando severos golpes a la cabeza del polaco. Sin embargo por más que sus segundos insistieran, Golota no quería salir a pelear en la tercera ronda, negándose completamente. “Me rindo” fueron las palabras de Andrew, bajo abucheos y disgusto de los fanáticos que asistieron, la pelea había terminado, siendo declarada como un abandono en favor de Mike Tyson (resultado que posteriormente seria cambiado a “Sin resultado” debido a que Tyson daría positivo en el test antidroga).
Luego de la pelea Golota fue tachado de miedoso y recibió muchísimos insultos y abucheos, su propio entrenador, el famoso Lou Duva, lo trato de cobarde luego de que Golota le diera fin por su cuenta a la pelea, pero eventualmente se descubrió lo que realmente lo hizo rendirse; el doctor Wesley Yapor confirmaría severas lesiones en el físico de Golota, que de este haber seguido peleando, habría terminado en algo peor. Resulta que Golota había sufrido una contusión, una fractura en su pómulo izquierdo y una hernia de disco entre su cuarta y quinta vértebra cervical.
Mariola Golota dijo que la decisión de rendirse de su esposo fue lo más inteligente que pudo haber hecho, mientras que el doctor Yapor mencionó que si Golota hubiera recibido otro golpe más a la cabeza, podría haber quedado paralítico. Posteriormente hablaría el mismo entrenador de Golota, disculpándose con Andrew por haberle dicho que era un cobarde, y mencionando que para el momento en el que su boxeador decidió no seguir, él no tenía idea de lo severas que eran las lesiones de su pupilo.
Andrew Golota puso su salud por encima del deporte, y como resultado de esto fue humillado y abucheado por miles de personas que no tenían la más mínima idea de lo que realmente estaba pasando. Mirándolo en retrospectiva, solo nos queda reflexionar: ¿Realmente vale siquiera algo la comunidad de aficionados al boxeo? ¿Es justa con los propios boxeadores?
