Los que imparten justicia
El juez es un importante aporte que da equilibrio y reparte justicia sobre lo que ocurrió arriba del ring, llámese en peleas amateurs o profesionales. Es de todos bien sabido que no siempre son del agrado de la fanaticada y mucho menos cuando el fallo es en contra de su ídolo. El jurado normalmente se compone de tres jueces, que según su apreciación otorgan el triunfo, derrota o empate, a esos dos atletas qué suben al ring a medir sus fuerzas.
Se sabe que el Boxeo es un deporte de apreciación y cada uno de los jurados tendrá su veredicto final en la suma de los asaltos de cada contrincante. Ese trio de jueces está capacitado, y generalmente toman cursos que buscan unificar criterios de evaluación, de desempeño, de análisis, y una ves que se tiene claro el concepto de lo que es boxear con todo y los diferentes estilos de pelear, al final de manera independiente arrojan su tarjeta con la suma de puntos ganados y perdidos de cada gladiador.
Y al cotejar la suma total de los tres repartidores de justicia, entonces es allí donde se dicta un veredicto. En el cual las partes involucradas, como son el manager, los promotores, los propios peleadores y obvio hasta el público, ofrendan también su punto de vista y en la mayoría de los casos son juicios llenos de pasión por querer ver ganar a su campeón, aún cuando le dieron una surtida despensa de múltiples golpes de todos colores.
Hasta allí vamos bien, pero también hemos vivido deshonrosos veredictos que merman el espíritu combativo de los atletas. El deportista en su interior sabe cuando ganó y cuando perdió o simplemente no fue su noche. Al falso ganador no se le puede recriminar su buena fortuna al obtener un triunfo robado y tampoco se puede esperar que el mismo acepte que no es merecedor de tal reconocimiento, al fin ya se anunció al ‘ganador’, entre comillas. Vamos a otorgar el beneficio de la duda a los mentores de la justicia, vamos a pensar que también son humanos y se equivocan.
Pero es importante que los justicieros busquen la mejora continua con la experiencia que los años y las certificaciones dan, llámense cursos, técnicas, etc, y que los lleven a tomar la mejor decisión en cada combate, pues la historia sigue mostrando lo lastimoso que es equivocarse en un fallo. Y eso duele, más que a nadie, al boxeador. Al que sólo le queda reforzar su carácter y una vez más remar contra corriente y no perder de vista su sueño, su meta, pues todo reto implica sobreponerse a una caída y en estos casos a una mala decisión en las tarjetas.
