Dinero y excremento
Por Diego Castro
Estoy cansado de escuchar la frase “el Boxeo es un negocio” para justificar toda la basura que vemos hoy en día. Si los jueces le regalan una pelea al perdedor, el boxeo es un negocio; si un campeón no quiere unificar sus títulos, el boxeo es un negocio; si un organismo pone de retador mandatorio a un púgil que lleva dos años inactivo, el boxeo es un negocio; si dos televisoras impiden una unificación porque cada una “tiene” los derechos de un púgil, el boxeo es un negocio; si un boxeador firma un contrato y después se baja de la pelea, el boxeo es un negocio; si un promotor estafa a un boxeador, el boxeo es un negocio, y así sigue la lista.
Ya estoy harto de toda esta basura. Aclaremos las cosas: el boxeo es un deporte, no un negocio. Entiendo que la gente que trabaja con el boxeo, en el boxeo y para el boxeo quiera hacer negocios, porque viven de eso, es su trabajo. Pero no olvidemos que todo negocio está limitado por la ética. Cuando se cruzan estos límites, el negocio se convierte en estafa. Yo no puedo abrir un restaurante, servir comida en mal estado para abaratar costos y cuando me reclamen, justificarme diciendo que “esto es un negocio”.
Negocio es lo que hace Dana White en UFC, que cobra precios accesibles y ofrece siempre las mejores peleas. En cambio, los tickets y PPV del boxeo ascienden a precios astronómicos y encima nos terminan ofreciendo peleas corruptas, desiguales, con ventajas, pesos pactados, donde los mejores no quieren enfrentar a los mejores. Dejémoslo claro: estamos pagando una cena de lujo y nos están sirviendo un plato de mierda.
Y lo peor es que los fans justifican estas cosas. Ellos son los que pagan (y mucho), ya sea en PPV, en tickets o en televisión por cable. Sin embargo, en lugar de pedir las mejores peleas, en igualdad de condiciones, sin ventajas, en el momento que deben ‘hacerse’, están discutiendo cuánto recauda tal o cual boxeador, quién es el ‘Lado A’ y quién el ‘Lado B’, cuánto debería cobrar uno y cuánto debería cobrar el otro y hasta justifican que se evite a ciertos rivales con la excusa de que no venden.
Si fueras la novia de un boxeador, entendería que te preocupe cuánto dinero gana; pero si eres fan del boxeo y pagas por las peleas, debes empezar a exigir un buen producto y dejarte de cuidar la billetera de los demás. Terminemos de justificar a los que convierten el boxeo en una burla para llenarse los bolsillos con nuestro dinero. Y sino, al menos, tengamos la honestidad de dejar de decir que “el boxeo es un negocio” y empecemos a decir que “el boxeo es una estafa”.
