Le tomó dos intentos a Vergil Ortiz Jr., llegar al ring para una pelea contra el entonces invicto Michael McKinson.
El retraso de cinco meses entre las fechas de pelea planificadas resultó ser una bendición, ya que aumentó las apuestas para su pelea reprogramada en agosto pasado. El ganador se convertiría en el retador obligatorio al título de peso welter ‘Regular’ de la WBA.
Actualmente, el cinturón lo tiene el lituano Eimantas Stanionis, un atleta olímpico de 2016 y el tipo de peleador que la mayoría ve como alguien a quien tienen, en lugar de querer, enfrentar.
Con solo una pelea en casi dos años, Ortiz ha esperado lo suficiente por una gran oportunidad. Además, su última victoria lo puso en línea para la pelea que realmente quería a continuación, e incluso hizo todo lo posible con el organismo sancionador para asegurarse de que tendría la oportunidad.
“Gastamos dinero para hacer esto obligatorio”, dijo Ortiz a BoxingScene.com. “Queríamos esta pelea y estábamos preparados para hacer lo que fuera necesario para que sucediera. Es solo una buena pelea para hacer y estaba justo ahí.
“Si no puedo conseguir a Spence o Crawford, voy a conseguir al otro tipo con el título”.
“Esta fue definitivamente una pelea que esperábamos”, reveló Ortiz. “Sabíamos que este sería el camino para convertirnos en campeones del mundo y lo agarramos”.
