Cuando se examina el final de la carrera de un pugilista, generalmente enfocamos todo hacia lo que hizo y lo que no, es decir, resumimos todo en lo mensurable, en lo cuantificable. Analizamos por ejemplo, grandes peleas, títulos importantes, rivales de nombre y sobre todo, aseveramos desde nuestra perspectiva, si este boxeador debería estar en el salón de la fama o simplemente no merece estar en tal sitio reservado solo a los más grandes.
Debido a la gran cantidad de apreciaciones que surgen en torno a un boxeador que se retira o va en caída libre, es menester abordar el otro aspecto, este que es más milimétrico, ese que permite meterle la lupa al trasfondo de una carrera, de un peleador y ahí llegar además de los números, al aspecto hermenéutico del asunto, esto es, comprender con la mayor objetividad posible, donde estuvo la verdadera caída del púgil, digamos, cuál fue la pelea que marcó un antes y un después en su carrera, ya que tanto una derrota como una victoria pueden causar este efecto.
Muchos están pero no están, lo que quiere decir que están haciendo peleas por cualquier motivo, pero no son estrellas ni llegarán a serlo. Es difícil hacer una evaluación precisa que nos indique donde estuvo el momento de la caída de un peleador, porque ciertamente toda pelea suma y todo capítulo es importante, no obstante, siempre existe el espacio entre el bien y el mal, es decir, alguna pelea que levantó la carrera de un peleador o dañó la del otro.
Derivado de lo anteriormente expuesto, surge la siguiente interrogante de análisis: ¿cómo marcar con total objetividad ese momento en el que cambió para siempre la carrera de un boxeador? En primer lugar, se debe estudiar paso a paso cada momento del púgil en cuestión; esto es, mirar desde una perspectiva neutral las diferentes etapas que vivió dentro y fuera de los encordados, ya que esto permitirá conocer al púgil y acercarse más a él, en este primer aspecto, no solo es ver cuánto ganó o cuánto perdió, sino también contra quien peleó en todas esas etapas.
Una vez analizado este aspecto, es menester tratar de llegar hasta aquella pelea que más le afectó en lo emocional, en lo económico o en lo social, es decir, aquel combate que lo cambió para siempre, bien sea porque perdió y aquella derrota fue muy dura, o porque ganó y esa victoria lo catapultó al estrellato. Ese cambio, de ser el perjudicial, seguramente es el mismo que le impidió ver el futuro con claridad y entonces llegaron las malas decisiones. En tercer lugar, es preciso pensar en aquella pelea en la que las desventajas dijeron presente, pero igual subió a pelear.
Aquella reyerta que debieron suspender pero por el dinero o prestigio que estaba en la mesa decidieron hacerla, aquel momento en el que tocaba pensar en la salud del hombre antes que en la imagen del boxeador, pero esta prevaleció y todo siguió como si nada pasara, es decir, en este tercer punto es necesario señalar aquellos aspectos externos que marcaron un antes y un después en la vida del boxeador.
Una vez abordado estos tópicos, queda decir que no son los únicos desde luego. Cada persona, con una mirada particular, analizará los aspectos que considere necesarios para llegar a las conclusiones finales, esas que le indiquen dónde estuvo el verdadero momento de la caída, lo importante como se ha señalado antes, es realizar una evaluación objetiva y completa del peleador y los factores que determinaron su debacle, ya que así será más fácil y preciso, llegar al verdadero momento de la caída.