El efecto Llorachenko
Que el mundo del boxeo está cada vez peor en algunos temas, es algo obvio. Basta ver las puntuaciones del pasado sábado 15 de Julio en Las Vegas. Donde unos jueces absolutamente enajenados quisieron ver una pelea igualada, lo que realmente fue un combate ganado de forma amplia por el boxeador nacido en la siempre difícil ciudad de Detroit. Quizás es que algunos preferimos un estilo de boxeo donde pegar y no ser alcanzado es la realidad del boxeo. Cuestión de gustos supongo, quizás el llamado efecto Llorachenko o el odio eterno al estilo afroamericano.
Como ya explique en el anterior análisis en el boxeo profesional hay niveles. Frank Martin, ahora [18(12KO)-0] está varios escalones por encima, en rapidez, precisión, defensa,y es superior en todas las habilidades boxísticas que su rival de esa noche, el armenio Artem Harutyunyan ‘The Original’, desde ayer: [12(7KO)-1], quien es un típico boxeador de la vieja escuela soviética. Sabe taparse, utiliza bien el uno-dos, sabe sufrir cuando toca, pero es un boxeador para el circuito de Europa.
La primera ronda ciertamente puede apuntarse al nacionalizado alemán, porque “El Fantasma” se dedicó a estudiar a su rival. Como se suele decir, quería saber que traía, pero a partir de entonces siempre hizo algo más que su oponente. Que empezaba fuerte, pero a partir del minuto uno se le acababa el gas. Supongo que los gritos de la esquina de Artem debieron puntuar para los jueces, resultaba irritante escuchar “Ja” una y otra vez, cuando mayormente eran golpes que iban a los guantes de Martin.
En la sexta ronda, Frank encontró por fin una debilidad en el duro armenio y en un momento dado le llevó de lado a lado del cuadrilátero. En ese instante Harutyunyan se limitó a sobrevivir y el optimismo de la esquina de este desapareció, se dieron cuenta que no podían ganar (cosa que los cegatos jueces no) a pesar de ello siguió dándolo todo. Viendo que el golpeo arriba no le alcanzaba, intercaló con golpes al cuerpo y si consiguió algún buen golpe, pero sin llegar a dañar a Martin.
Tras unas rondas ocho y nueve equilibradas, en la décima Frank Martin volvió a llevar de lado a lado a Artem, quien solo se cubría y retrocedía viéndose totalmente superado. El guión en la penúltima ronda siguió igual, con el púgil armenio en modo supervivencia. “The Ghost” quién había estado en todo momento con el control de la pelea, busco en la última no dejar dudas. Una buena decisión sin duda, en vista de las extrañas puntuaciones de los jueces.
Con un Artem totalmente superado, este mismo puso rodilla al suelo, para llegar vivo al límite. Consiguió su objetivo y consumió las 12 rondas. No parecía que hubiese ninguna duda en ninguna de las esquinas, tampoco en la anatomía de uno y otro. Martin con la cara intacta, Harutyunyan con un ojo cerrado y los pómulos tumefactos, eran una prueba irrefutable de quien había ganado. Pero como el boxeo es más un oscuro negocio, que un deporte justo, llegó la sorpresa.
Dicha sorpresa fueron unas tarjetas totalmente disparatadas, donde los jueces creían haber visto una pelea pareja donde no la hubo. Un doble 115-112 y un 114 – 113 suponen la victoria por UD de Frank Martin. En mi opinión debió ganar 117-110 “The Ghost”, contra un Artem que demostró ser un buen boxeador, pero no tener las cualidades para ser campeón mundial de forma lícita. Porque es de esperar que este mismo combate en Alemania los jueces hubiesen dado ganador al armenio, pero para nuestra suerte el combate fue ganado por el mejor esa noche, a pesar de esas puntuaciones engañosas producidas por el efecto Llorachenko.