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Breve análisis sobre la lógica social del boxeo

Breve análisis sobre la lógica social del boxeo

La función que cumple nuestro deporte en la sociedad 

 

El boxeo es mucho más que sólo un deporte. Podemos decir que es casi un arte, también una disciplina y una forma de vida. Pero más allá de todo esto, el box es el camino por el que muchos jóvenes logran salir de su miseria y no me refiero sólo a lo netamente económico, sino a una vida de abusos, discriminación, sufrimientos. El gimnasio no sólo inculca habilidad técnica para lucir sobre un cuadrilátero sino que forja la mente, promueve una vida sana, alejada de vicios, educa en la disciplina y el respeto tanto por las personas como por las reglas. Dicho esto, podemos ver al boxeo como un fenómeno social que trasciende fronteras, razas, credos, género, edades, etc…

 

El Boxeo, junto al fútbol, tal vez sea el deporte más popular, extendido y conocido en cada rincón del planeta. También es el más antiguo, ya que que desde épocas inmemoriales el ser humano compitió luchando y dándose puñetazos. Es el más individual y solitario de todos los deportes, pues casi todos los demás, como el tenis, la natación, la lucha, el atletismo, el automovilismo, el motociclismo, la esgrima, etc… tienen especialidades por equipos, dobles, y demás. Más allá de esto, en el box no está permitido tener un mal día. En cualquier deporte si tienes ese mal día, simplemente pierdes un partido, carrera o un juego, pero no te golpean o lastiman. 

 

En la mayoría tienes revancha la semana siguiente, al otro día o a lo sumo el mes próximo, pero en el boxeo profesional una derrota puede significar desde cuatro meses, a un año esperando por regresar a la senda del triunfo y muchas veces nunca llegará la revancha ante quien nos venció. En el inconsciente colectivo existe un paradigma de lo que es la vida de un boxeador. Sería algo así: “un chico humilde que sale de los suburbios o de un pueblo pequeño, generalmente analfabeto o casi, muy pobre, creciendo en hogares desintegrados, muchas veces abusados tanto física como psicológicamente. 

 

Muchas veces ese niño encauza su vida poniéndose unos guantes de boxeo y así descargan su odio hacia el mundo, su ira y a fuerza de destruir rivales, llegan a amasar una gran fortuna, a disfrutar de la gloria y la fama. Probablemente por malas decisiones, vicios, y managers abusivos e inescrupulosos, lamentablemente al final algunas veces terminan perdiéndolo todo y volviendo a la zanja de donde salieron”. Bueno, los que estamos en esto desde hace décadas y amamos el boxeo, hemos conocido y hablado con pugilistas, nos hemos puesto unos guantes, sabemos que esa es una idea muy simplista y fantasiosa de lo que el boxeo es en realidad.

 

Con esto no quiero decir que en algunas oportunidades la secuencia de acontecimientos descrita no se dé casi calcada. A veces pasa, pero no es lo común. Si bien muchos púgiles salen de barrios y hogares humildes, no todos sufren maltratos, muchos provienen de una buena familia, eligen el deporte por pasión y con ansias de destacar, no sólo como una tabla salvadora. También es justo decir que la gran mayoría no logra pasar de un nivel intermedio. De la cantidad de gente que se apunta a un gimnasio, son pocos los que llegan al profesionalismo; de estos, son menos aún los que destacan y después de 15 o 20 peleas logran acumular más victorias que derrotas. 

 

De allí a obtener un título nacional o regional hay un gran trecho… y son menos los que llegan a alcanzar un nivel internacional. De estos sólo un puñado disputará un título mundial y los que se consagrarán como campeones, son unos pocos privilegiados. Muchos perderán el título rápidamente, y sólo una élite se mantendrá por años como campeón, logrando nuevos títulos y convirtiéndose en una estrella del deporte. Esta carrera es extremadamente dura y difícil, no es para cualquiera. Es más importante la fortaleza mental y de espíritu que la física, pues esta última con esfuerzo se puede lograr en el gimnasio. 

 

Lo primero, si no se tiene dentro de uno, lo más probable es que nunca se consiga obtener. En síntesis el boxeador es una comunión entre físico, psiquis, espíritu, corazón y circunstancias. Cuanto más equilibrada sea esta comunión, más alto probablemente llegue el boxeador. Ser fuerte en varios de estos ítems pero flojo en uno o dos de ellos, nos llevará tarde o temprano al fracaso irremediable. Los gimnasios de boxeo en los barrios, son una gran herramienta de carácter social, para darle contención, formación y seguridad a muchos niños/as y jovencitos/as y algo más importante, quizás, esperanza y la posibilidad de soñar con un futuro mejor.



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