La leyenda del “Chango”
Rodolfo Casanova, “El chango”, nació un 15 de junio de 1921, en Guanajuato, México, en una familia extremadamente humilde. Al fallecer su padre Don Rafael Casanova durante los disturbios de la revolución mexicana, su madre se trasladó con Carlos su hijo mayor y el pequeño Rodolfito al DF (Distrito Federal) precisamente al popular barrio de ‘la lagunilla’, donde ambos hermanos son apodados “Los changos” por los muchachitos del lugar. Pronto se ganan una reputación como pendencieros y muy hábiles en las peleas callejeras, por lo que son temidos y respetados por los demás jovencitos de la barriada, pero esto también les acarrea problemas, ya que son expulsados de la escuela por su comportamiento poco social.
Carlos intenta brevemente dedicarse al boxeo, pero pronto lo abandonó al darse cuenta que no era lo mismo que una simple pelea callejera, había que entrenar, tener disciplina, comer bien, dejar los malos hábitos y demás, pero su hermano menor al verlo se interesa por el deporte y a los 14 años comienza a entrenarse en un precario gimnasio del barrio. Realiza unos cuantos combates y al ver su destreza, un manager lo ficha y a los 16 años lo hace debutar profesionalmente en la Arena Nacional de Ciudad de México, en Abril 9 de 1932 frente a Paco Villa, a quien le propina un furibundo KO en el cuarto capítulo, así debutó “El chango” con el pie derecho en el campo profesional.
Ya desde un primer momento mostró lo que sería su marca de la casa, un ataque constante, tremenda pegada y un boxeo en el que primaba por sobre todo la agresividad y la búsqueda de acabar con el rival. El 23 de octubre de 1932 en el “Toreo de cuatro caminos”, con 17 años y solo 12 combates profesionales enfrenta al renombrado y encumbrado filipino Diosdado Posadas, “Speedy Dado”, de 25 años y 97 peleas, nadie creía que el jovencito mexicano iba a salir bien parado de esa reyerta, pero El chango le propina tremendo KO en la cuarta vuelta al filipino y se gana la admiración a nivel nacional e internacional, esa fue tal vez la pelea que lo convirtió en ídolo popular.
Aunque solo unos meses después en Los Ángeles, EEUU, peleando por vez primera fuera de su País, pierde la revancha ante el filipino a 15 asaltos por PTS, no obstante su primer derrota, el público en México lo ama, no solo por ser un boxeador de estilo explosivo sino por su carisma y sencillez, peleara donde peleara, gimnasios, arenas, estadios, estos se llenaban de público para verlo y apoyarlo. A sus 19 años se le da la gran oportunidad de dirimir un título del Mundo, el vacante de los Gallos, en Quebec, Canadá, ante el boricua Sixto Escobar. El chango llega al País del norte con una gran preparación, físicamente impecable, fuerte, en peso, desbordando confianza, todo listo para su gran noche, lo que sería su consagración definitiva.
Lamentablemente para sorpresa de todos, la noche anterior al combate, Rodolfo se va de parranda a un tugurio de Quebec, donde termina tirado bajo las mesas luego de empinarse varias botellas de alcohol, de allí lo saca su equipo a la madrugada, desmayado lo llevan al hotel donde se alojaban y allí a fuerza de baños calientes, café y otras prácticas, logran medianamente recuperarlo, luego al sauna y a la ceremonia de pesaje y revisión médica a la 1 pm, donde llega con un tremendo dolor de cabeza, las piernas temblando y hablando como tartamudo, supera a duras penas el control y de allí a descansar y comer algo para estar mejor a la noche, por supuesto su equipo estaba desesperado, no lo podían creer.
Por supuesto a la noche Escobar le da tremenda paliza, lo corta sobre un ojo ni bien comenzado el pleito, lo tira a la lona por primera vez en su carrera en la tercera ronda y lo pone KO en el noveno asalto. Dicho sea de paso Sixto se proclama como el primer campeón mundial de la isla del encanto, pasó lo que debía pasar, nadie puede dar un buen combate en las condiciones en las que “El chango” se presentó. Sin embargo mantiene en alto su carrera con resonantes victorias sobre grandes del Ring como Herny Armstrong, nuevamente Speedy Dado, Juan Zurita, Baby Arizmendi, Midget Wolgast, Young Jimmy, Joe Conde, Frankie Miller, Kid Azteca y otros…aún así era proclive a desbarrancar, le gustaba mucho la noche, el alcohol, las mujeres y la juerga.
Cada vez se fue haciendo más amigo de la botella, hasta perder todo control y parte de sus facultades, se retira en 1948 poco antes de cumplir los 33 años, dejando tras sí una gran carrera que pudo haber sido mucho mejor si hubiese tenido la cabeza en su sitio. Nadie duda de que debió ser campeón mundial, pero bueno, sabemos que lamentablemente, casos así hay por docenas en el boxeo, luego de su retiro aún conserva el cariño y apoyo de su gente, el gobierno lo ayuda poniéndole una gomería, tras esto otro negocio, una licencia de taxis, pero todo El chango termina arruinándolo y hundiéndose en el alcohol y los vicios, pierde todo y la gota que derrama el vaso llegó en 1960.
Es el homicidio de su hijo, Rodolfo Casanova Jr., quien al estar festejando en una cantina su despedida de soltero con unos amigos, es asesinado a balazos por la espalda por Odilón Valencia Rosas, el Zar de los prestamistas del DF de México. Luego de este doloroso hecho, El Chango continúa su tortuosa vida, viviendo en diferentes lugares, manteniéndose de la ayuda y caridad de la gente, hasta fallecer en 1980 de un infarto mientras vivía en un albergue en el DF, en la colonia doctores. La noche de Noviembre 22 cenó con sus compañeros de pensión, charló un rato con ellos y se fue a dormir, nunca despertó, a la mañana siguiente sus mismos compañeros lo encontraron sin vida.
En 1945 se había estrenado una de las joyas de la época de oro del cine mexicano, “Campeón sin Corona” la película de Raúl de Anda, inspirada en la vida de “El chango” Casanova, fue un éxito total aunque a él nadie lo consultó ni jamás vió un solo peso, esto le dolió mucho y no se lo olvidó durante el resto de su vida. “El nevera de lagunilla” como también le llamaban, no llegó a ser campeón mundial, pero sí ganó tres títulos nacionales: el gallo a Baby Arizmendi; el pluma a Juan Zurita y el ligero a Manuel Villa, y sin título de por medio, le dió una paliza al campeón nacional welter, el sensacional Luis Villanueva “Kid Azteca”.