“La Famosa Batalla de la Z”
México pasaba por su época dorada en la categoría de los pesos gallos. Dos grandes representantes de esa categoría, ambos campeones mundiales; se enfrentaron en el histórico Forum de Inglewood, en California, escenario de grandes noches de boxeo. Carlos “Cañas” Zárate, oriundo del barrio bravo de Tepito, se presentaba como el monarca del WBC, con un impresionante récord de 45 peleas, todas ganadas, llegando solo en una ocasión a las tarjetas. Garantía de nocaut, era dirigido esa noche por el gran entrenador Arturo “Cuyo” Hernández, quién lo había mantenido como campeón y para muchos el mejor de su categoría, ‘La división reina’ del boxeo mexicano, las 118 lbs o peso gallo.
Zárate dijo que terminaría la pelea en el sexto asalto de una pelea pactada a 10, por encima de la categoría y no habiendo cinturón en juego. Cañas pesó horas antes del pleito, 54 Kgs. El campeón gallo de la WBA, Alfonso “El Dado de Tlatelolco” Zamora, llegaba con un récord de 28 ganadas, todas de ellas por la vía del KO, esa noche subió al ring con su padre en la esquina, aunque realmente quién lo hizo campeón fue el histórico “Cuyo” Hernández, quien ahora estaba en el rincón de su rival.
Zamora declaró en la previa que terminaría la pelea en el octavo asalto, para demostrar que era el mejor de México en peso gallo. Cómo mencioné arriba, el combate fue por encima de esa división y durante el pesaje Zárate detuvo la romana en 54.300 Kgs, poco menos de una libra más que su rival. Otro histórico estuvo presente para decorar la gran noche, el referee Richard Steele fue el encargado de ser quién impartiría la autoridad durante la pelea y vaya que tuvo trabajo extra, a pesar que la pelea no llegó al límite, durante el texto explicaré porque el referee tuvo una ardua noche.
Daba el inicio la pelea, el nocaut era inminente, pues la efectividad de KO entre ambos peleadores era del 99%, por lo que la probabilidad de que uno de los dos terminara derrotado por la vía del cloroformo era enorme; apenas transcurría el primer minuto cuando un aficionado se metió al ring, de inmediato fue atrapado por la policía y bajado del ring entre varios elementos, Steele detuvo el pleito y el reloj mientras pasaba esto, que otro personaje legendario como lo fue Toño Andere, bautizó como un “Momento Histórico del Boxeo”.
Pasado esto se reanudaron las acciones y lo que se esperaba comenzó a suceder, una pelea violenta, agresiva, de mucha acción, que comenzó dominando Zamora con importantes golpes de poder que desde la primera vuelta mandaron a Zárate a su esquina con una herida en la boca. Zamora como una bestia tras su presa volvió para intentar acabar al “Cañas”, consiguiendo tocarlo por momentos, pero el campeón del WBC, respondía con contragolpes muy peligrosos, tal es así que ahora fue el monarca WBA, quién llegó a su esquina con una laceración en el ojo izquierdo, haciendo también trabajar a su equipo desde temprano.
El tercer asalto fue el inicio de la debacle para el ex campeón olímpico, pues Zárate lo encontró con golpes muy poderosos que le hicieron mucho daño y sabemos que un peleador cuando está lastimado se vuelve más peligroso, Zamora se defendió como pudo, pero tras unos golpes efectivos del “Cañas”, se fue a la lona casi al final del asalto, resistiendo hasta la campanada que dió por terminada dicha ronda. El muchacho de Tlatelolco estaba al borde del nocaut y eso lo percibió Zárate, en quien salió con todo en el cuarto asalto para terminar de manera impresionante la pelea, fulminando al invicto campeón de la WBA con un par de golpes que hicieron de inmediato lanzar la toalla al padre de Zamora por la aparatosa caída e imagen que se vivió en ese cuadrilátero.
El señor Zamora de inmediato se subió al ring y se fue a tratar de golpear al entrenador “Cuyo” Hernández, haciendo de nuevo trabajar al referee y al cuerpo policiaco. Tremenda pelea, llena de historia, con grandes personajes arriba y abajo del ring, anécdotas que quedaron en la historia tras la entrada del intruso al ring en el primer asalto y ese conato de bronca que pasó entre el padre de Alfonso Zamora y el entrenador Cuyo Hernández.
* Dato al margen: Ambos peleadores ganaron una bolsa de $3 millones de pesos en esa pelea.
