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Con una taza de café

Con una taza de café

Soñando con un futuro deseado

 

Con una taza de café estoy a pocos minutos de despedir el año viejo y recibir el nuevo año, con la ilusión de lograr la meta. Hace ya algunos años atrás que me monté en una gran aventura como entrenador de Boxeo. Ya que en mi juventud practiqué boxeo amateur y después también fui boxeador profesional. No logré nada importante, sólo quedan esas bonitas anécdotas en mi mente donde los que me vieron pelear auguraban en mí un futuro campeón del mundo.

 

Hoy con los años se que seguramente lo hubiera logrado, pues tenía el talento, pero el hubiera no existe en el mundo real. ¿Cómo fue que me metí en esta faceta de entrenador…? Bueno, un momento de apuro económico me llevó a buscar un extra de dinero. Alguien me sugirió aprovechar mis conocimientos como deportista que desarrollé en tantos años ligado al boxeo y de allí me impulsé a la aventura.

 

No inicié con la lógica de contar con un gimnasio equipado, mucho menos con dinero para despegar. Simplemente lo hice. Un pequeño espacio que me prestó mi madre y allí nació mi carrera ya no como el boxeador que fui, sino ahora como un entrenador que en ese momento no tenía ni idea dónde se estaba metiendo. Hice publicidad y de pronto fue una respuesta increíble, se llenó el pequeño gimnasio, jajaja y yo sólo tenía colgados dos costales. Pero mi conocimiento era mi arma secreta. Pues sabía que podía transmitir y desarrollar lo que bien aprendí, pues tuve un entrenador de verdad.

 

Muchos muchachos llegaron y fui creando un lazo de amistad con ellos, sin querer fui siendo su mentor, no sólo en el arte del boxeo sino también en sus vidas. Vi lo duro que vive la juventud y me recordó que yo también fui vulnerable. Eso me hizo ser más empático con ellos. Recuerdo que llegó un joven con mucha ilusión de aprender y que de pronto trascendió. Yo le vi futuro y así como él, otros más llegaron y pelea tras pelea los veía crecer, hasta estar muy cerca de debutar en el profesionalismo.

 

De pronto también me llegan los momentos duros, donde estos mismos muchachos, esos que les veía futuro se empiezan a caer y claro que fui a su rescate, pero las garras de la vida, las duras pruebas que se atraviesan en la juventud terminaron por alejarlos de esa fallida promesa. Hoy nuevamente cuento con otra camada de jóvenes que se ha formado y vuelvo a soñar en esa pelea tan importante que todo entrenador desea vivir. Un campeonato mundial. 

 

Y con más vivencias me anticipo a la sombra que los abraza y me ocupo de alejar de ellos los temores propios del camino. Un camino que no cualquiera puede cruzar, pues no basta el talento, y eso yo lo tengo muy claro pues lo viví en carne propia. Hoy añoro cerrar un ciclo de mi vida como entrenador y en un futuro en mi vejez poder sentarme con mis muchachos, mis peleadores y recordar todo lo que vivimos y logramos hacer juntos, no con uno sino con varios campeones del mundo.Todos reunidos, yo con mis hijos y ellos ya hechos unos hombres de familia en un bello jardín. Y yo agradeciendo al cielo por el momento. Viendo el atardecer con una taza de café.

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