La increíble victoria de Terence Crawford hace un par de semanas ante Errol Spence marca bajo mi punto de vista un antes y un después en el boxeo actual. Y no lo digo sólo en referencia a la propia carrera de Crawford o a la visión que muchos aficionados puedan tener ahora de él. Lo digo desde la perspectiva general de una era en la que el número uno libra por libra es un elemento totalmente distinto a los que en el pasado nos quisieron meter hasta con calzador.
Los últimos años el marketing mediático del boxeo giró en torno a los nombres de Floyd Mayweather y Canelo Alvarez, dos púgiles que se movieron como pez en el agua en este negocio eligiendo que hacer y qué no hacer. La máxima de ambos fue el dinero y usar todo el aparato propagandístico posible para que los consideren los mejores aun cuando no lo fueran. Si total, lo que importaba era vender, y según muchos si vendes más eres mejor, independientemente de todo demás.
Ahora, después de tanto tiempo la tortilla se dio la vuelta, mucha gente abrió los ojos y ha visto en Terence Crawford que el mundo puede ser diferente, y por supuesto mucho mejor. Crawford nunca fue un púgil mediático, ni un influencers en redes sociales. No fue nunca generando polémicas estúpidas ni declaraciones fuera de tono. Simplemente un boxeador que poco iba ganando a todo el que quería enfrentarse contra él.
Porque ahí está otra gran diferencia, Crawford no evitaba a nadie, más bien él era el evitado por los demás, y la victoria contra Errol Spence nos da el motivo por el que tardamos 5 años en ver esta pelea. Nunca escuché a Crawford decir cosas como Canelo le dice a sus potenciales rivales. Cosas como que nadie te conoce, o que eres aburrido etc etc.
Otro gran aspecto que hay que destacar es que Crawford ha hecho lo que ningún otro ha podido en los últimos años, y es ser campeón indiscutible en dos divisiones. Sí, Crawford sí puede llamarse a sí mismo el mejor porque lo ha demostrado tanto en 140 cómo 147 lbs. En ambas divisiones eliminó todas las dudas posibles porque unificó todos los cinturones sin necesidad de que le crearan título franquicia ni ayudas de los organismos. De hecho, ser campeón indiscutible en dos divisiones actuales ya pone al norteamericano en la historia del noble arte.
Hace ya tiempo que un púgil no hacía eso, no recuerdo quien fue el último, quizá fue Evander Holyfiel el que fue campeón crucero y luego del pesado también de manera indiscutida. Pero bueno, sea como sea, al tener Crawford esta distinción en dos pesos ya si puede al menos compararse con boxeadores del pasado, cuando había sólo 8 divisiones. Terence Crawford es el único actualmente que puede empezar a mirar de frente a las leyendas de las época en que sólo teníamos un cinturón.
Hay que recordar que antes el peso superligero no existía, ya que el que peso wélter comprendía tanto 140 cómo 147 lbs. Aunque este tema evidentemente da para mucha más conversación yo me quedo con la satisfacción de que ahora el mundo del boxeo pone arriba a un tipo que de verdad se lo merece, que representa lo que a muchos nos hizo amar este deporte. Un boxeador que intenta ser el mejor en el ring, sin excusas, sin pretextos y sin un circo montado a su alrededor.
