No se mide a todos con la misma vara
Esta semana se produjo una noticia dentro del mundo del boxeo que ejemplifica a la perfección cómo funcionan normalmente los organismos que en teoría deben impartir justicia a la hora de sancionar y legitimar a los campeones. El WBC le puso literalmente un ultimátum a Devin Haney, campeón indiscutible del peso ligero. Le dieron 48 horas para decidir si pone su título en juego contra Shakur Stevenson o sube a las 140 lbs a por el cinturón de Regis Pograis.
Es decir, han pasado sólo unas semanas desde que Haney venciera a Lomachenko donde puso en juego todos sus cinturones y ya el organismo le exige, y recalco “exige”, que decida entre esos dos nombres para su siguiente combate o si no será despojado de su cinturón. Es bastante curiosa esta situación porque esta presión del WBC no se ve así con otros campeones. Los mejores ejemplos los tenemos con Canelo Álvarez y Tyson Fury que están haciendo lo que les da la gana, eligiendo para sus combates rivales de otros pesos, incluso en el caso del inglés irá contra un luchador de MMA.
No recuerdo que Sulaiman exigiera a Canelo nunca pelear contra nadie, al revés, es el mexicano el que decide y este organismo acepta cualquier cosa con tal de que su cinturón se vea en la foto con Álvarez. Podrían haber puesto el mismo énfasis que han puesto con Haney también en ordenar el Benavidez contra Canelo. Pero no, eso no se ha visto nunca. Tampoco hemos visto ese énfasis en ordenar algún combate a Fury contra los mejores rankeados de su peso.
Y bueno, hay otros casos de este organismo, como por ejemplo el de Jermall Charlo que ya es casi campeón a perpetuidad en 160 lbs. Con esta manera de actuar queda claro que a día de hoy ser campeón mundial y mantener esa condición es más fácil o más difícil según como te llames y según le intereses al organismo en cuestión. ¿Se imaginan cómo hubiera cambiado la estructura de campeones mundiales de los últimos años si los organismos presionaran a todos por igual? Todo hubiese sido muy diferente y muchos de los que hoy son estrellas probablemente serían campeones circunstanciales.
Ahora, bajo mi punto de vista creo que está perfectamente bien que los organismos hagan esa presión exigiendo que sus campeones peleen contra los ranqueados. Así tendría que ser, pero debe ser de manera general. Es decir, con todos los campeones de todas las divisiones. Lo que no es admisible es que con unos sean totalmente benevolentes y con otros duros como la piedra, porque eso se llama injusticia. Y por desgracia es lo que vemos cada día en el boxeo.
