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Es duro crecer

Es duro crecer

 

Es duro crecer sin guía, es duro agradar a todos. En la infancia te idealizan, te encuadran en lo que creen es lo mejor para ti. En la mayoría de los casos te inculcan un deporte. Que en muchos casos lo utilizan como guardería, es decir donde dejarte o donde ocuparte. Uno aún pequeño a regañadientes lo acepta, se va adaptando a una rutina. Al hablar de varios deportes hay uno que es una necesidad.

Una oportunidad para que los hijos se puedan defender, tener carácter. Así lo ven los papás. Y son los primeros en insistir al hijo o hija, en su mayoría a los varones a practicar el arte de la defensa. Y es cierto, los adultos son los más emocionados. Y no se diga cuando su primogénito tiene su primer combate amateur. El papá llora de emoción y la madre se angustia pero igual se siente muy orgullosa de su pequeño hijo. Todo va muy bien pero de pronto el niño se vuelve adolescente y ya ha recorrido un camino de más de cinco años practicando el Boxeo amateur y se llena de peleas que lo van afianzando como prospecto a un debut profesional. 

 

Y debo decir que también de la mano llevan su carrera universitaria y eso es un gran logro como equipo, padres e hijo. Pero algo de repente pasa en la mente de los padres. Ya no quieren que su retoño siga en el boxeo. Argumentan que es más importante el estudio, y conste que lo están combinando. Ya es tiempo de buscar un trabajo en una empresa. Que no es fácil el boxeo y menos lograr algo importante en éste duro deporte. 

 

Pero en el fondo, más allá de sus duras palabras de una visión futuristas que dan por sentado tener la razón, hay un temor propio, un chip interno que fue insertado en su generación o vidas pasadas que empieza a sabotear el camino noble y seguro que al principio ofrecieron a sus hijos. En muchas ocasiones buscamos proteger a nuestros hijos. Pero en muchos casos estamos evitando verlos fracasar, sufrir pues sencillamente nosotros como padres no nos vemos o no somos capaces de vivir sus experiencias.

 

Al final nuestros hijos nos están recordando que fuimos en nuestra juventud también temerosos y que vivimos a la sombra de la duda. Es importante entender que el Boxeo como la vida misma son un duro desafío y los temores de los padres a en qué invertir el tiempo de los hijos es muy comprensible. Pero no podemos derrochar en nuestros hijos los temores que llevamos en nuestro interior. Temores sembrados por una cultura de dudas, de miedo al éxito. No lapidemos sus sueños, suficiente tenemos con vivir con nuestros propios errores. El boxeo es duro, pero es más duro vivir con la duda de lo que pudo ser.

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