Algo que no todos los púgiles logran concretar
Una cuestión bastante difícil de entender por los boxeadores ha sido saber cuando retirarse a tiempo, larga es la lista de boxeadores que no saben reconocer que su momento ya pasó. Tampoco ayuda si este púgil es una máquina de hacer dinero, porque suele recibir presiones de todo tipo, principalmente de sus promotores o patrocinadores, también suelen estar rodeados de sanguijuelas y gente que no les dice la verdad. Obviamente, cuanto más grande ha sido un boxeador, más difícil es reconocer su declive.
Muhammad Ali es para muchos el mejor peso completo de la historia y un top five en la siempre polémica lista de los Libra x Libra. Sin duda es un arquetipo de lo expuesto anteriormente, a su carrera le sobraron sin duda unas cuantas peleas, siendo sus dos últimas el más claro ejemplo. La primera de estas fue ante Larry Holmes, un excelente púgil que se mantuvo invicto durante 48 peleas, pero fue la imagen dada por Ali, lo peor. Se le percibía totalmente acabado e incapaz, Holmes le superó en todos las rondas, de hecho casi suplicaba al referí que detuviese la desigual contienda.
Por suerte todo acabó al final del décimo asalto. Por desgracia tenían que exprimir el “producto” un poco más y le hicieron pelear contra Trevor Berbick. Por supuesto Ali perdió y dio una imagen lamentable. El legado de Ali no está dañado por esas dos derrotas, pero por desgracia su salud sí acusó recibo de ese abuso y golpes recibidos de más. Ray “Sugar “ Leonard es sin duda uno de los mejores 147 lbs de la historia, además ganó títulos en 154, 160, 168 y 175 lbs. Fue un boxeador que por culpa de sus lesiones oculares, tuvo largos períodos de descanso en su carrera, pero ciertamente siempre salió victorioso.
Bueno, casi siempre, hasta la noche del 9 de febrero de 1991, en la cual tras 14 meses de descanso, retó a un joven Terry Norris. Leonard llevaba siete largos años sin pelear en las 154 lbs. Aquella noche el otrora eléctrico Leonard, lució lento y fue superado ampliamente por “El Terrible”, que le ganó todos los asaltos. Esa noche anunció una retirada que no hizo efectiva, porque por desgracia tuvo la mala idea de regresar seis años después contra otro mito, como Héctor “Macho” Camacho. Sólo duró cinco asaltos y acabó dando las gracias a Joe Cortez por detener la contienda. Por suerte la salud de Ray Leonard no sufrió nada grave, pero quizá su imagen sí quedó dañada por creerse eterno.
Oscar De La Hoya fue un púgil con una carrera diseñada para ser leyenda. Desde que ganó la medalla de oro olímpica, llevó una carrera profesional exitosa, ganando títulos en 130, 135, 140 y 147 lbs, manteniéndose invicto. Cuando un boxeador es una estrella, va buscando las mejores peleas y obviamente allí le llegaron las derrotas al “Golden boy”, quien sufrió reveses contra los también invictos, Félix Trinidad y Shane Mosley (en dos ocasiones). Siguió su carrera logrando más títulos, en 154 lbs contra el español Javier Castillejo y en 160 lbs contra Félix Sturm (de forma injusta).
Pero por desgracia para ese entonces empezó a fingir lesiones, a evitar rivales por no serle rentables y cometer equivocaciones, como enfrentarse al mejor 160 lbs de los últimos tiempos. Dicho púgil era Bernard Hopkins, que le ganó de forma brillante con un golpe al cuerpo en la novena ronda. Tras eso siguió de forma irregular su carrera, hasta que pasándose de listo concertó una pelea a priori muy favorable contra Manny Pacquiao. Ni las casi 20 lbs de ventaja le salvaron de recibir una paliza y una humillación tremenda. Aquella noche el otrora múltiple campeón mundial fue un juguete en manos del filipino, que era ya entonces una estrella.
La imagen del californiano se vio comprometida durante un tiempo, su salud pasó por malos momentos por sus problemas con las drogas y el alcohol. Por desgracia cada tanto amenaza con volver a arrastrarse por un cuadrilátero. Mike Tyson se convirtió con apenas 20 años en campeón mundial del peso completo (récord no superado al día de hoy), con 21 se convirtió en campeón indisputado y era sin duda el sucesor de Muhammad Ali en cuanto a carisma. Llevaba una gran carrera, borrando del mapa a mitos como Larry Holmes o Michael Spinks, pero cometió el error de casarse con una buscadora de fortunas como Robin Givens, y peor aún, dejarle llevar sus asuntos a una sanguijuela como Don King.
Dejando de lado lo aprendido junto a Cus D’Amato, quien le enseño todo sobre la Golden Era del boxeo y sus boxeadores. Su carrera fue en picada, pasando por la cárcel, drogas, bebidas y demás. Con lo cual se veía empujado por una grave situación financiera, a pelear sin tener ninguna ganas de hacerlo ni condición física. Se presentó con 38 años a pelear contra Danny Williams, quien no era más que un buen púgil británico, alguien que no debería representar ningún problema a Tyson. Pero sin embargo Mike lució totalmente acabado y fue superado ampliamente por Danny, tanto que al final del cuarto asalto una combinación del británico mandó a la lona a un Tyson exhausto que no hizo esfuerzo ni por levantarse.
Pero para su mala fortuna, las deudas le seguían apretando, y aceptó un combate contra otro boxeador de segunda fila, como Kevin Mcbride, como era de esperar un “Iron Mike” acabado no dio más que para seis rondas. Declaró estar cansado del boxeo, algo lógico tras años de autodestrucción. Por suerte para él, dejó sus adicciones y su figura sigue vendiendo millones de dólares, aunque sea con peleas de exhibición. Pero es indudable que como boxeador no cumplió las expectativas y su legado es mucho menor de lo que pudo ser.
Estos son cuatro ejemplos de boxeadores que no supieron o no quisieron ver su declive, lo cual les afectó su salud en mayor o menor medida. También durante un período su legado se vio afectado, aunque por suerte la carrera de un boxeador se debe juzgar por toda su extensión más que por sus últimas peleas, más aún cuando dichas peleas nunca debieron producirse y se hicieron de forma errónea. Por desgracia la lista de los boxeadores que no saben retirarse es enorme y habrá que seguir otro día con el tema.
