Muchos creímos se convertiría en una estrella…
Todos los que seguimos el apasionante mundo del boxeo, nos hemos topado más de una vez con aquel púgil cuya carrera parecía no tener techo, no tener comparación. Todos alguna vez colocamos nuestras esperanzas en un boxeador que tenía, desde nuestra perspectiva, las cualidades para llegar lejos, muy lejos. Que triste es cuando nos damos cuenta que todo no es como se pensaba, pues ese joven que inicia su andar en el mundo de los guantes, termina siendo uno más del montón, es decir, no llega a nada importante, de eso hablaremos a continuación.
No quiero enfocarme en esta oportunidad, al hombre que cambió su carrera por dinero, es decir, no hablaremos del pugilista que empezó bien, pero terminó mal porque los negocios raros y las peleas ventajosas lo dañaron. Mas bien quiero fijarme en ese peleador que cuando debió demostrar de qué estaba hecho, perdió su oportunidad, decepcionó y no fue jamás el mismo. Es decir, ese boxeador que sencillamente, no es tan bueno como se pensaba. Durante las siguientes semanas, tú y yo, examinaremos varios peleadores que parecían que serían la cara del boxeo pero terminaron siendo la cara de la lona.
Puedes sugerirme algún peleador en los comentarios, pero esta vez, vamos a México, allí nos espera Carlos “el príncipe” Cuadras, uno que prometió mucho y se quedó en nada, te voy a contar porqué. Mostrando siempre un boxeo agresivo y buena velocidad de manos, el nacido en Sinaloa, México, estuvo llamado a grandes cosas. En lo particular, me parecía un púgil interesante encima del entarimado, si bien me chocaba mucho la forma despectiva en la que le hablaba a sus rivales en ruedas de prensa, entiendo que era su método para desconcentrar, entonces hasta eso hacía bien, pues era bastante déspota y eso cuando funciona, pues funciona. Pero cuando no funciona, trae daños peligrosos.
La carrera boxística de Carlos estaba tan bien dirigida que incluso cuando perdió su combate contra Román González el 10 de septiembre, todo el mundo elogió su presentación y pedían a gritos la revancha, o sea, fue una pelea que ganó perdiendo, hasta ahí todo iba bien. Nadie se explica en qué momento el ‘príncipe dejó de estar en la realeza, lo cierto es que fue algo paulatino e inesperado, algo que no se esperaba, pero llegó y eso ha marcado su carrera para siempre. Desde mi punto de vista la carrera del azteca vino en caída libre desde aquella derrota contra González, esa misma derrota que le hizo grande delante de los suyos por su valentía, es la misma que lo hizo bajar a tierra aunque no parezca.
Luego de perder esa noche contra el campeón nicaragüense, Cuadras tuvo dos derrotas contra su compatriota Juan Francisco Estrada, otra contra el puertorriqueño Mc Williams Arroyo, así como victorias contra rivales poco conocidos como José María Cárdenas, Daniel Lozano o Ricardo Nuñez. Es decir, luego de su caída ante el “Chocolatito”, su trayectoria en el mundo de los guantes no volvió a ser la misma. Sé que puedes decirme que al “Gallo” Estrada le ha dado siempre buenos combates, y eso es verdad. También se que es cierto que los invictos no son lo más importante en la carrera de un boxeador, pero hay peleas que tienes que ganar como sea, no alcanza con hacer una buena presentación, si te fulminan en el asalto número 11 como le ocurrió en su segundo pleito contra Estrada.
Carlos Cuadras, como vengo diciendo, es aquel peleador que podía llegar muy lejos pero no, muestra de eso es la cantidad de nombres desconocidos que tiene su palmarés en los últimos años. Cuando debió enfrentar buena oposición no lo hizo y siempre que lo hizo perdió, ahí el asunto. El no es un cobarde ni mucho menos, de hecho, es él quien casi le llora al tetra campeón centroamericano por la revancha que claramente merecía. El tema con el manito, es que cuando debió ganar no lo hizo, no saltó a peleas de mejor bolsa porque simplemente le faltó dar un golpe sobre la mesa con verdadera autoridad.
Dijimos hace rato que su carrera estuvo siempre bien manejada aunque tuvo esos momentos donde no se sabía qué pasaría con él e incluso muchos pensamos en su retiro. Entonces fue cuando sacaron una carta debajo de la manga y le trajeron a Jesse Rodríguez, un rival completamente desconocido, que ni siquiera peleaba en las 115 lbs, es decir, un contrincante para que se luciera y su carrera tuviera un segundo aire. Además en este evento estaba en juego el cetro del consejo mundial de boxeo, no se le podía pedir más, todo era ganar y las cosas volvían a la normalidad para él.
Resulta que su enemigo de esa noche tenía hambre y no lo sabíamos, en esa función Cuadras recibió una auténtica clase de boxeo y volvió a perder, mejor dicho, no pudo hacer nada frente a su rival. Este es el caso de esos boxeadores que se quedan en la mitad del camino, aquellos que no terminan de dar el paso al éxito, esos que aunque tengan muchas oportunidades, siempre les falta algo y ese algo es aprovecharlas.