La psicología en el boxeo de manera profesional no existía en sus inicios. En los años de antaño se tomaba de las ideas, de los sueños no muy claros pero que empujaban a seguir invirtiendo tiempo, sudor, sangre y como no decirlo alguna que otra lagrima escondida en el goteo de la adrenalina durante los sparrings. Hoy con la información a la mano ayuda mucho a visualizar más o menos las altas y bajas que se pueden cruzar en el duro camino de un atleta que se está forjando en este exigente deporte.
Pero no es aún de manera profesional, respaldado por una psicología deportiva. Y eso se nota en el actuar del peleador. No se diga en sus inicios, en el nivel amateur, que por gracia divina logra llegar a debutar en los asaltos de paga y su motivación aún no es muy clara, pero sobre todo no es lo suficientemente fuerte para sentar las bases de una exitosa carrera dentro del pugilato.
Como con los hijos, cada uno es diferente y requiere una guía aparte. No se puede trabajar de la misma forma con todos y me refiero al aspecto mental, pues la interpretación es distinta. Está demostrado que el invertir en la psicología, en la mente de un deportista es garantía de un serio crecimiento, y lo más importante es que genera una claridad y un enfoque sobre lo que se busca en lo deportivo y en lo personal.
Hoy el atleta combina estudio, deporte y en algunos casos trabajo, pero no es suficiente si no va respaldado de un seguro de mentalidad a todo terreno. Pues los temores arraigados, los miedos al fracaso, están al acecho. La preparación mental más allá del resultado, en pro de lograr una meta deportiva, te prepara para ser una persona más apta y más fortalecida para los tiempos por venir, donde se crea una extensión de tu vida en futuros retos cuando se termina la faceta activa como boxeador profesional.
¿Pero quién invierte en esto?
Muchos lo ven como innecesario y otros no cuentan con los recursos para apoyarse con un profesional en la psicología deportiva, y así lo dejan librado al tiempo, un tiempo que ya no regresará y que al final se dará cuenta que lo mental también cuenta, pero ya será tarde.
