Devin Haney aún puede recordar el día en que recibió la noticia de que fue nombrado campeón de peso ligero del WBC por defecto.
No era en absoluto el plan que tenía en mente, ni siquiera a los 20 años, cuando la mayoría de los boxeadores en su posición aceptarían con gusto el camino más fácil hacia su primer título importante. Su objetivo en ese momento era desafiar al entonces campeón de peso ligero unificado Vasyl Lomachenko. Los roles ahora se invierten, donde Haney ahora puede defender la corona indiscutible contra el ex campeón de tres divisiones.
Aceptar la pelea nunca fue una preocupación para Haney. Tampoco la forma en que planea hacerle pagar por el enfrentamiento tardó tanto en llegar a buen término.
“Me hizo esperar cuatro años para pelear con él, desde que tenía 20 años”, señaló Haney durante la primera parte de la serie Blood, Sweat & Tears: Haney vs. Lomachenko de ESPN que se estrenó el domingo. “No me gusta Loma. Quiero vencerlo mal. Quiero enviarlo a la jubilación”.
“Loma nunca ha sido el desvalido”, señaló Haney. “Esta vez, él pelea contra el campeón. El tipo más grande, el tipo más fuerte, el tipo más rápido, el tipo más joven. Todas las probabilidades están en su contra”.
