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Parecía que sí, pero no – Lucas Matthysse.

Parecía que sí, pero no – Lucas Matthysse.

De Trelew para el Mundo

 

Nacido el 27 de septiembre de 1982 en Trelew, Chubut, Argentina, Lucas Martín Matthysse, fue un reconocido púgil en todo el mundo por su temible pegada y sus combates agresivos, además de ser campeón del mundo y disputar varios pleitos interesantes, toda una máquina de lanzar golpes este peleador latino, mismo que conoceremos más a fondo a continuación.

 

Desde el 4 de junio del 2004 y hasta el 1 de agosto de 2018, Matthysse realizó 43 combates profesionales, rescatando un interesante récord de 38 lauros y tan solo 5 reveses, además de obtener 36 conquistas por la vía del sueño, un panorama bastante respetable si hablamos de que enfrentó rivales de mucha talla y calidad, de hecho muchos pensamos que estábamos frente a una gran estrella del boxeo, estrella que pronto iba a dejar de brillar.

 

Antes de continuar hablando de este respetable peleador argentino, se hace necesario mencionar que él no tenía una técnica depurada, más bien verle encima de los encordados era sinónimo de KO,  y eso era lo que emocionaba a todos los que seguían fielmente su carrera, hasta que llegó ese día que nadie esperaba, pues la máquina, iba a quedarse sin combustible antes de tiempo y nadie sabría a ciencia cierta porqué.

 

En sus momentos de pleno apogeo, Lucas iba a enfrentar y obtener victorias contra peleadores como Lamont Peterson, John Molina Jr y Ruslan Provodnikov, contendientes fuertes pero que no pudieron con la pegada y el ímpetu del sudamericano, en ese momento era un boxeador respetado por la gran afición del boxeo, al punto que antes de enfrentar al ruso Provodnikov, había perdido contra Danny García, derrota que el público del boxeo asimiló sin críticas contra el argentino, pues García siempre fue un gran oponente y gran campeón del mundo, esto sin tomar en cuenta que la pelea fue tan buena como cerrada y el mismo Danny, al finalizar la misma, elogió el trabajo de Matthysse y le prometió una revancha.

 

Como se ha dicho siempre, no importa en el mundo del boxeo que pierdas o ganes, es decir, no porque vayas invicto eres el mejor, ni porqué pierdas un combate tu carrera está destruida, simplemente el público quiere que salgas a dar lo mejor de ti, ese es el reclamo para muchos y Matthysse no iba a ser la excepción. Luego de conseguir una victoria tan importante como emocionante ante el peligroso ruso Ruslan Provodnikov, iba a recibir la oportunidad del cielo, pues dicha victoria, le brindó la oportunidad de disputar el cinturón mundial superligero del WBC que había dejado vacante Danny García, pelea que lo enfrentaría contra el ucraniano Viktor Postol, un rival bastante accesible en los papeles, pero acá todo empezaría a cambiar para mal.

 

Se suponía desde luego, que esta era la pelea de su vida. Un oponente vencible, un título en juego, su público respaldándolo, nada podía salir mal; sin embargo y para sorpresa de todos, el argentino iba a deslucir. No había pegada, no había calidad, no había stamina, no había nada. No era que el europeo hacía las cosas difíciles, porque no, realmente tampoco hizo mucho, fue una pelea aburrida en la que noquearon a la máquina argentina, pelea para el olvido de todos sus seguidores sin duda alguna.

 

Luego de este mal rato, nada fue lo mismo. Como todo guerrero del ring, Lucas lo iba a intentar una vez más y la suerte iba a ser la misma, pues conseguiría, luego de más de un año y medio de inactividad, victorias contra Emmanuel Taylor y Tewa Kiram, púgil contra quien logró hacerse con el cetro regular de la WBA, mismo que perdería en otra decepcionante pelea frente a el filipino Manny Pacquiao, pelea en la que fue criticado como nunca, pues en aquella oport fue noqueado de manera inexplicable, un suave golpe al cuerpo y no se levantó más.

 

Demostrando así que al igual que muchos, fue un peleador que parecía que llegaría a las grandes ligas, pero al final no llegó. Siguen pasando los años y en lo particular, todavía me pregunto qué pasó con él. Realmente no se explica cómo alguien puede tocar el cielo y descender a una velocidad tan vertiginosa de una pelea a la otra, es decir, si lo tenía todo para ser grande, como es posible que en muy poco tiempo ya no sea nada, hoy la gente lo recuerde solo como el hombre que regaló combates, que se dejó noquear, que era pura apariencia y nada más, estas son de esas cosas curiosas del boxeo que jamás vamos a entender.

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