Jermell Charlo conoce su historia. Antes de emprender su propio camino en el boxeo, el truculento campeón indiscutible de peso superwelter era un estudiante del juego. En muchos sentidos, todavía lo es.
Charlo recuerda a quienes le precedieron. Los de Marvin Hagler y Roberto Durán. También pudo ver de cerca las carreras legendarias de Floyd Mayweather, Manny Pacquiao y Andre Ward.
Cada uno de esos luchadores antes mencionados tenía su propio estilo y gracia. Pero si bien no lucharon contra nada igual, todos tenían una cosa en común. Cuando colgaron sus baúles y guantes, fueron inmediatamente incluidos en el Salón de la Fama.
Subir a ese podio en Canastota, Nueva York, es un sueño para prácticamente todo luchador. Por supuesto, rara vez es posible lograrlo. En pocas palabras, el Salón de la Fama está reservado para lo mejor de lo mejor.
Charlo, cada vez que decide que su vitrina de trofeos está lo suficientemente llena, su cuenta bancaria está desbordada y no está interesado en recibir golpes en la cara para ganarse la vida, cree que no desaparecerá en la oscuridad del boxeo. Aunque no quiere dar la impresión de ser un individuo lleno de arrogancia, sabe exactamente a dónde se dirige cuando baja el telón de su carrera.
“Ya estoy entre los miembros del Salón de la Fama”, dijo Charlo durante un entrenamiento virtual reciente.
“Simplemente me atrevo a ser genial, voy a ser genial”.
